viernes, 14 de enero de 2011

QUÉ EXPLICA EL ÉXITO MEDIATICO DEL INFORME PISA



QUÉ EXPLICA EL ÉXITO MEDIATICO DEL INFORME PISA  (Articulo publicado en la Revista ESCUELA 13 de enero 2011)



El día 7 de diciembre, horas después de la rueda de prensa sobre el Informe PISA 2009, miles de artículos se publicaron en los periódicos de los países participantes. Las televisiones abrieron con el famoso ranking; la educación se convirtió un año más en un asunto de gran interés mediático. No me extraña; recuerdo que, cuando asistía al Consejo Directivo del Programa, se dedicaba más de una mañana a aleccionar de cómo y cuándo difundir el Informe. El responsable de comunicación de la OCDE insistía en el cumplimiento de las instrucciones que garantizaban que, desde Japón hasta Chile, se ofrecieran ruedas de prensa acompasadas con los usos horarios. El día D todo el mundo se despertó con PISA. ¡Todo un alarde de control de la comunicación!

En esta ocasión, el contenido del informe fue tratado en algunos periódicos (no en la televisión) con mayor corrección que en ediciones anteriores. Pese a todo, ha seguido imperando un grado demasiado elevado de simplicidad, probablemente por la falta de conocimiento de algunos periodistas o por la intencionalidad política de los que redactan los titulares. La afición por las ligas futbolísticas y por los rankings convierte la explicación de una evaluación compleja en su interpretación, en una serie de groseras expresiones como lo expresan estos titulares: “Otra vez a la cola mundial”, “Asociaciones de padres avergonzadas por el informe PISA”, “Fracaso educativo del PISA”, “El desalentador diagnóstico del informe PISA” etc. Cuando los que conocen el Informe saben que ninguna de estas afirmaciones tiene consistencia ni justificación.

De todas formas, hay que considerar como un hecho nada negativo que la educación se convierta en objeto de debate social y que tenga una amplia presencia en los medios de comunicación. Como escribe J. Calero, la aparición del PISA ha sido un fenómeno importante y positivo ya que ha conseguido una “proyección muy intensa hacia los medios de comunicación y la opinión pública de los problemas del sistema educativo y sus debates. Raramente, hasta la llegada de PISA, las portadas de los periódicos recogían noticias del ámbito educativo”. Y esta novedad, debe ser valorada como una oportunidad pese a que la transparencia en las opiniones y concepciones ha dejado algo aturdidos a los guardianes de las ideas educativas y a algunos chamanes que creían ser los únicos depositarios de la “verdad pedagógica”.

La educación, desde la aparición del informe encargado por la UNESCO a P.H. Coombs, La crisis mundial de la educación, (1967), dejó de ser tema exclusivo de educadores y pasó a ser una preocupación general. Las bases de la sociedad occidental, fundadas en gran parte en la eficacia de sus sistemas educativos, se transformaban y la educación comenzó a formar parte de las prioridades de gobiernos y organizaciones internacionales, algunas creadas para el desarrollo económico, como la OCDE. De esta época datan los primeros estudios internacionales de los sistemas educativos.

¿Qué explica el éxito ahora del informe PISA como agitador global de los medios internacionales? ¿Es una novedad la evaluación comparada de la educación? No, las evaluaciones internacionales existen desde hace más de cuarenta años. Los trabajos de la IEA, de Eurídice, UNESCO etc., se han producido de manera regular siendo objeto de atención, sobre todo, de expertos y del mundo académico. Pero no han trascendido a los debates públicos.

Estas pruebas internacionales han presentado siempre dos caras: un instrumento científico que intenta comprender mejor el aprendizaje de los estudiantes y un punto de referencia para la comparación se los sistemas educativos. La novedad es que estos instrumentos han cambiado de naturaleza: ahora la prioridad es la evaluación del capital humano de cada país en el contexto de la competencia internacional.

Los fenómenos que explican el uso cada vez más frecuente de evaluación comparativa son, en primer lugar, la creciente influencia las nuevas formas de concebir la gestión pública una de cuyas líneas de trabajo más importante consiste en que la producción de los servicios públicos debe ser evaluada cuantitativamente. En este caso, la evaluación debe servir para fomentar la competencia entre los actores: escuelas y administraciones. En segundo lugar, lo que los politólogos llaman el advenimiento de la "democracia del público" en la que se da gran importancia a la opinión pública, por la que la rendición de cuentas y la transparencia deben ser una prioridad. PISA se utiliza como una pieza fundamental para la consecución de estos objetivos: una medida rigurosa de la “producción" en la educación a escala planetaria (¡África no entra!) en el que los sistemas educativos nacionales son clasificados en una escala de rendimiento. Al tiempo, los ciudadanos pueden apreciar con preocupación o satisfacción cómo es la educación que pagan.

Que la sociedad otorgue a estas evaluaciones de gran impacto mediático una importancia excesiva puede provocar un cambio aparentemente imperceptible pero importante en las finalidades de la educación. Ya auguraba W. Apple los peligros que puede comportar una desmedida supeditación de la educación a la economía. En el caso del informe PISA, como señala T. Recio, puede suponer poner el acento en la evaluación antes que en la educación y en lo que el estudiante pueda hacer para prestigiar la escuela, más que en lo que la escuela pueda hacer para mejorar al estudiante.

Joaquín Prats






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